Una
noche mágica en Paraná
Ya era de noche cuando,
desde la distancia, se veían adolescentes, adultos y viejos disfrazados en
camino hacia una de las fiestas más grandes de la Argentina. La fiesta de disfraces de Paraná es un evento
que se desarrolla todos los años en la susodicha ciudad. Miles de personas de
personas de todo el país esperan que
llegue esta fecha para poder divertirse con sus amigos y familiares y este año
no fue la excepción.
Unos amigos a la
entrada de la fiesta
El evento convoco a
casi cincuenta mil personas de toda la argentina como así también de algunos de
los países limítrofes del mismo. El predio se encontraba en el Acceso Norte, entre calle Jorge Luis Borges y
calle 767 y el mismo contaba con un gran terreno en el que se encontraban 2
escenarios, 3 carpas en donde se pasaba música, una tirolesa y diferentes
stands de comidas.
Desde afuera del predio
se podían deslumbrar los distintos disfreces entre los que se encontraban los
clásicos como el guasón, médicos, Mario y Luigi, Batman pero otros nuevos como
Harley Queen, Goku y los muñecos inflables que se encuentran afuera de los
estacionamientos. A su vez desde afuera del mismo se desarrollo la clásica
“previa” donde los jóvenes, reunidos en grupo, se encontraban consumiendo
distintas bebidas alcohólicas y hablando entre ellos.
Escenario principal de
la fiesta de disfraces
Una vez adentro de la
fiesta es cuando la verdadera magia ocurre, fuegos artificiales, comparsas y
distintos disyoqueis dieron por inicio el evento en el escenario principal
decorado con caras enormes con distintas muecas. El suceso transcurrió desde
las 12:00 am del domingo 9 hasta las 7:00 am del 10 de octubre. Adentro
hicieron vibrar a la gente distintas
bandas como Pijama Party, Toco para vos, Agapornis y Hernán y la champion liga.
Ya madrugando, la gente
cansada comenzó la marcha hacia los distintos colectivos que se encontraban
cerca de la fiesta. En el medio de la ruta se podían ver a los distintos
participantes del evento haciendo cola para comprar hamburguesas, panchos y
choripanes para calmar el hambre que se produjo después de seis horas de fiesta
sin descanso y de miles de litros de tragos.
Créditos: Santiago Turner
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