Una noche de ida y vuelta.
Los protagonistas de la obra dieron y
recibieron aplausos del público rosarino que en su noche de estreno los
hicieron sentir “como en casa”.
El día Jueves 27 de Octubre cerca de las 8 de la
noche, una multitud de personas comenzaba a hacer la fila para ingresar al
Teatro Broadway. La sensación del momento, la obra más exitosa de la ciudad de
Buenos Aires: "El Otro Lado De La Cama", llegaba a Rosario en su primera noche. Siendo la segunda localidad
que visitaban, luego de haber estrenado en Capital 8 meses antes, las
expectativas del público se percibían en el ambiente por si solas.
Las puertas se cerraron y la gente no paraba de chequear sus
relojes esperando que se haga la hora para que comience el show. Ante una
mínima sombra que se veía sobre el escenario aumentaba de a poco la voz de cada
espectador llenando la sala de gritos (y algunos susurros que denotaban cada
vez más el grado de exaltación que había en la sala).
La obra comenzó 20 minutos después del horario estipulado, desde un
primer momento los actores lograron crear cierta armonía con su púbico
haciéndolos estallar a las carcajadas después de cada puesta en escena. Los
espectadores se repartían entre adolescentes, a partir de los 15 años, y apenas
algunos adultos mayores. El show que montaron los protagonistas del mismo trató
problemáticas de la vida cotidiana con altas probabilidades de aparecerse en
algunos ámbitos de su vida.
Protagonistas de la obra montando su escena.
Las tentadas y las risas no fueron solamente de
parte del público, incluso los actores mismos largaban traviesas sonrisas que a
veces les dificultaba el seguir adelante con el libreto. Todas estas características
hicieron que el espectáculo sea montado en un contexto mucho más familiar de lo
esperado por ambas partes.
Los actores recibiendo y agradeciendo sus aplausos.
Al finalizar la comedia musical dirgida por Manuel González Gil, el actor principal de la obra pidió a los
encargados del teatro que prendieran todas las luces, incluso (y sobre todo)
las que alumbraban al público. Agrandando cada vez más sus sonrisas a medida
que sus miradas podían reflejarse en los ojos de cada espectador, los
intérpretes, con aplausos y nada más que palabras de agradecimiento, hicieron
sentir a su audiencia que ellos no fueron los únicos protagonistas de la noche.
Crédito: Sofía Ríos.
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