Lo indecible, lo que escapa a la jaula del lenguaje, es lo que trasciende y enciende. En un tiempo donde todo parece escurrirse, lo inefable es un llamado, una revelación. Desde TEDxRosario creen que no todo es evidente.
María Julia Antón.
Este año Rosario se vistió de gala, 3000 personas se
reunieron en el Estadio Municipal “Jorge Newbery” para ser parte de una nueva
edición de “Tecnología, Entretenimiento y Diseño” (TED), que contó con 13
oradores y una temática que no se puede explicar con palabras: lo inefable.
La cita era a las 13 del sábado 7 de octubre, pero
los afortunados, de entre los 6000 inscriptos, empezaron a acercarse cerca del
mediodía para hacer fila y esperar, impacientes, que el estadio abriera sus
puertas y comenzara el evento. Luego de media hora, comenzaron las
acreditaciones.
El estadio recibía a los asistentes con diversas
actividades denominadas TEDxLab, en la que podías realizar cosas inexplicables,
como planear un avión con un casco de realidad virtual, realizar algunas
acrobacias colgado de cables o alguna impresión en 3D.
Luego de experimentar de cerca, se iniciaron las
diversas exposiciones. Cómo nadie tenía su lugar reservado, la gente se
amontonaba para conseguir los mejores asientos. El maestro de ceremonia fue el periodista
y ex orador de TEDx Rosario 2016, Ramiro Fernandez, quién le dio la bienvenida
a un público expectante y abrió el ciclo de charlas afirmando que este evento
es “muy difícil de explicar pero muy fácil de sentir” y agregó: “Cada uno de
ustedes tiene al lado una historia por explorar, disfrútenlo”.
Comenzó el primer bloque y en él cuatro oradores expusieron
sus experiencias, sus vidas, sus ideas y sus pensamientos. El clima cambió
radicalmente cuando Ramiro Colabianchi comenzó su discurso e hizo dar cuenta de
la importancia de saber de dónde venimos. El Médico Genetista afirmó que “en
nuestro árbol genealógico puede haber un buscador esperándonos” y agregó que
aquellos averiguadores “no están buscando una familia, sino una verdad”.
Después de un descanso, en donde los asistentes
disfrutaron de más laboratorios, de una cerveza o hablar con los oradores que
deambulaban por el lugar, comenzó el segundo bloque. La gente se reacomodó en
nuevos asientos muy ansiosos. Así se sucedieron otros cinco oradores. Lía
Copello, o “La Cope” para quienes siguen sus historietas por las redes, contó
su experiencia de verse etiquetada como “humor femenino” por cotidianeizar
situaciones femeninas que nadie más hace, “yo establecí mi propio tip, mi
propio consejo: rompe todo, todo eso que tenés naturalizado de vos”, dijo entre
miles de aplausos por parte de las mujeres. Luego de su ovacionada performance,
el artista Norberto Moncarz subió al escenario para unir la música y los
colores, “prefiero volarles la cabeza con pintura a que se la vuelen con una
tablet”, afirmó mientras al compás de una canción pintaba un cuadro.
El último bloque llegó de la mano de Sebastián Gil
Miranda, quien se denominó a sí mismo con “una formación tan heterogénea como
sus raíces”, ya hace varios años que se dedica a la fotografía humanitaria y
social por lo que dice que “fotografiar es mucho más que registrar hechos” y agrega
que su cámara es también “un arma”: “Apunto, disparo y capturo”, afirma
mientras se proyecta, detrás de él y en una pantalla gigante, fotos de
distintas personas, en distintos lugares y contextos.
Finalmente, luego del último orador, se presentó a
la banda “Huevo de Iguana”, quienes cerraron este evento a pura percusión.
En conclusión, un
evento intenso, con una gama variada de profesiones como de ideas, en donde
cada charla quedaba como indescriptible, incontable, es decir como su temática,
inefable. Como dijo Ramiro Fernandez “Hay que animarse a ser y hacer lo
inexplicable”.
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