Por Juan Barbieri
El 14 de diciembre no es una fecha común y
corriente del calendario para las personas amantes del buen rock y en
particular el público ricotero ¿La razón? Carlos Alberto “Indio” Solari hace su
presentación en la ciudad de las montañas y los buenos vinos, Mendoza. La
expectativa de la gente por ver a su ídolo de toda la vida crecía a medida que
se acercaba la fecha, pese a la desorganización y la desesperación por conseguir entradas
El "Indio" salió al escenario
pese al frío de Mendoza y se
reecontróante 150 mil seguidores..Foto: (Redonditos de abajo)
(al ser el artista más convocante de la Argentina, las
entradas vuelan), el público le demostró nuevamente su fidelidad al “Indio”.
Muchas personas se preguntan: ¿Cómo un
peladito común y corriente con lentes,
de unos seseintaipico, con voz de intelectual, genera semejante
revuelo de gente? La respuesta obviamente no se cae de maduro ni mucho
menos, para explicar la misticidad del artista hay que remontarse hasta
dos o tres décadas atrás, cuando el Indio comandaba el barco junto a Eduardo “Skay”
Beilinson de la banda de Rock Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. El
momento del país no era bueno, Jorge Rafael Videla y su gente hacían estragos en el país y
los jóvenes se encontraban desorientados, la única salvación era resguardarse
en una expresión del arte como lo es el rock. Los redondos significaron mucho para
esos jóvenes; les abrió la cabeza, un país y un mundo aparte, una filosofía de
vida distinta, revolución permanente, entre muchísimas cosas más.
Bien tempranito en
la mañana del sábado 14 de septiembre ya se respiraba ese ambiente, Mendoza
inundada de seguidores del “indio” más de 150 mil personas llegaron a la ciudad
para disfrutar de ese acontecimiento inigualable. En la ciudad de San Martín
ese día hacia 0°c, las manos congeladas, la cara crispada por la baja temperatura, con las
narices frías pero el corazón latiendo de felicidad en el pecho, como si fuera
un motorcito. La “misa india” no consiste solamente en el recital en sí,
comienza con “previa” el ritual del
asado, el fernet, el vino y cientos de
banderas con frases como “Cuando el fuego crezca quiero estar allí” y
“Preso de tu ilusión vas a bailar, bailar”.
Los ricoteros son
las personas más amigables del mundo, como si integraran todos una gran
familia; no como quieren hacer creer muchos medios de comunicación tildándolos de
gente violenta- casi como animales-.
La tarde se pasa
volando entre risas, conociendo gente, música y otros entretenimientos hasta
que por fin llega el momento de emprender la caminata hacia “Las puertas del
nuevo cielo”, cuando se llega al predio cambia todo completamente, como si
fuera magia, es todo distinto, es todo alegría, frenesí, descontrol, locura,
felicidad y millones de sensaciones y adjetivos que están de más nombrar.
Al fin llegó la
hora, sale esa persona que convocó tanta gente de distintos lugares de
Argentina al escenario. Se apagan las
luces, la emoción y expectativa se esparce por el lugar, empiezan a sonar los
acordes de su primera canción “Luzbelito” algo totalmente inesperado que dejo
con la boca abierta a todos, rompió a noche, se fue el frio e inmediatamente
empezó la fiesta. Al término de la canción, el “Indio” se mostró muy
emocionado: “Realmente no hay palabras para agradecerles ésta fidelidad, es una
locura, estoy muy emocionado”
El aguanieve le dio el marco perfecto para que
el recital no se olvide en muchos años, además de pasar a la historia como el
evento que más gente convocó en la Argentina. Tocó varias canciones de las que
todos vamos a escuchar, joyitas ricoteras como “Todo preso es político”, “El
pibe de los Astilleros”, “Gualicho”, el himno redondo “Juguetes Perdidos”, para
terminar luego de dos horas de euforia y descontrol con un clásico de los
finales “jijiji” lo que el indio denomina como el pogo más grande del mundo y
ahí ¡agárrate de donde puedas! porque parece que se cae la tierra abajo. El
fervor de los seguidores de Solari hace que le tiemblen las piernas a más de
uno y porque no, da lugar a la emoción de los ricoteros más viejitos que siguen
al indio desde sus principios en Los Redondos.
Terminan los
acordes de jijiji, la misa pagana llega a su fin “éste asunto está ahora y para
siempre en tus manos, nene” signo que los fieles emprenden el viaje de regreso
a casa, exhaustos por la presión de la gente. Se van deteriorado físicamente, pero con un
gran lleno en el alma inexplicable, muchísimas anécdotas por contar a sus familiares
y amigos y con un dejo de tristeza por haber concluido esa aventura, pero al
mismo con una gran felicidad.
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