Por María Rodriguez Cotugno.
Parte del equipo voluntario de Los Tigres. |
El sol resplandeciente, el cielo turquesa y el olor a pasto
recién cortado colaboraron con aquel ambiente de fiesta y diversión que se
vivió el pasado primero de diciembre en la fiesta de fin de año de Los tigres,
una organización no gubernamental (ONG) que utiliza el rugby y el hockey como
herramientas de integración social, que trabaja en tres barrios vulnerables de
la ciudad, como son Santa Lucía Viejo, El Gráfico y Empalme Graneros.
Esta vez el evento tuvo lugar en el fideicomiso del Jockey Club
de Rosario. Eran las diez de la mañana del sábado, las canchas ya estaban
marcadas, la carpa de control instalada en el medio del predio, las parrillas
calentando para entregar las hamburguesas a las doce, todos los voluntarios corriendo de un lado a otro: Los chicos estaban por llegar.
“Pitos, maracas, bombos y tambores, somo de Los Tigres somos
los mejores”, cantaban los nenes emocionados mientras bajaban del colectivo que
siempre los lleva a todos los torneos. Las caras de alegría se podían ver, a la
misma hora, en el mismo lugar, los tres barrios se habían unido para celebrar
el año tan lindo que vivieron.
El evento estaba dividido en dos partes, en la primera mitad
de la mañana las actividades de manualidades, los partidos de hockey y las tocatas de rugby. Y a la tarde, aproximadamente a las 12, de realizó la entrega de
medallas, sorteos, y agradecimientos. “3..2..1, ¡Vamos!”, vociferó con
entusiasmo Rómulo “El Chiqui” Bertoya por el micrófono dando inicio a la jornada.
El sol quemaba, el cansancio pesaba, pero lo más importante
eran los chicos, sus valores, su aprendizaje, su diversión. Las entrenadoras de
hockey jugaron a la par de sus pequeñas alumnas, al igual que los profesores de
rugby y en manualidades dos magos divertían al público.
Al terminar con los juegos, todos se sentaron en ronda para comer
las hamburguesas y participar del sorteo, los chicos ganaron palos de hockey,
pelotas de rugby, bicicletas, remeras deportivas y todos se llevaron un par de
medias con los colores de los Tigres.
También se puedo escuchar al presidente de la ONG, Gonzalo
Maderna, quien conmovió a todos con sus palabras de agradecimiento a todos los
colaboradores y anunció el paso de su mandato a Agustín Amelong, el anterior
tesorero de Los Tigres.
“Nosotros somos más que una ONG, somos un grupo enorme de
amigos que tiene a su cargo más de trescientos chicos”, dijo el secretario en
su discurso. Era un ambiente de emoción pura, a llanto y sonrisa. El Chiqui,
anunció también el paso de la secretaria hacia Fernando “El Flaco Sonvico”, quien
dijo “Terminamos las actividades deportivas hasta marzo, pero nos espera un
verano lleno de desafíos, tenemos que volver mejor para los chicos”.
“Seño te amo”, “Seño quiero foto”, “¿Me vas a venir a
visitar?" eran frases que se escuchaban a lo largo del campo una vez finalizado
el evento. La despedida era dura. Si bien cualquier voluntario puede ir a
visitar cuando quiere a los chicos, ya no iba a estar la rutina de verlos fijo
todos los sábados a la mañana y compartir con ellos.
Entre abrazos, lágrimas y festejos culminó la jornada, los
chicos subieron cantando de nuevo al colectivo que los llevó a cada uno a su
barrio, los voluntarios volvieron a sus casas sabiendo que este es un hasta
pronto, que Los tigres vuelven en marzo recargados a seguir luchando por la
desigualdad social desde el lugar que ellos creen mejor: El deporte.
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