miércoles, 5 de diciembre de 2018

A pura emoción, Los Tigres se despiden de este año.

Una vez más, La Asociación Civil es noticia gracias a sus buenas acciones y lucha por combatir la desigualdad social mediante el deporte. 
Por María Rodriguez Cotugno.


Parte del equipo voluntario de Los Tigres.
El sol resplandeciente, el cielo turquesa y el olor a pasto recién cortado colaboraron con aquel ambiente de fiesta y diversión que se vivió el pasado primero de diciembre en la fiesta de fin de año de Los tigres, una organización no gubernamental (ONG) que utiliza el rugby y el hockey como herramientas de integración social, que trabaja en tres barrios vulnerables de la ciudad, como son Santa Lucía Viejo, El Gráfico y Empalme Graneros.

Esta vez el evento tuvo lugar en el fideicomiso del Jockey Club de Rosario. Eran las diez de la mañana del sábado, las canchas ya estaban marcadas, la carpa de control instalada en el medio del predio, las parrillas calentando para entregar las hamburguesas a las doce, todos los voluntarios corriendo de un lado a otro: Los chicos estaban por llegar.

“Pitos, maracas, bombos y tambores, somo de Los Tigres somos los mejores”, cantaban los nenes emocionados mientras bajaban del colectivo que siempre los lleva a todos los torneos. Las caras de alegría se podían ver, a la misma hora, en el mismo lugar, los tres barrios se habían unido para celebrar el año tan lindo que vivieron.


El evento estaba dividido en dos partes, en la primera mitad de la mañana las actividades de manualidades, los partidos de hockey y las tocatas de rugby. Y a la tarde, aproximadamente a las 12, de realizó la entrega de medallas, sorteos, y agradecimientos. “3..2..1, ¡Vamos!”, vociferó con entusiasmo Rómulo “El Chiqui” Bertoya por el micrófono dando inicio a la jornada.

El sol quemaba, el cansancio pesaba, pero lo más importante eran los chicos, sus valores, su aprendizaje, su diversión. Las entrenadoras de hockey jugaron a la par de sus pequeñas alumnas, al igual que los profesores de rugby y en manualidades dos magos divertían al público.
Al terminar con los juegos, todos se sentaron en ronda para comer las hamburguesas y participar del sorteo, los chicos ganaron palos de hockey, pelotas de rugby, bicicletas, remeras deportivas y todos se llevaron un par de medias con los colores de los Tigres.

También se puedo escuchar al presidente de la ONG, Gonzalo Maderna, quien conmovió a todos con sus palabras de agradecimiento a todos los colaboradores y anunció el paso de su mandato a Agustín Amelong, el anterior tesorero de Los Tigres.

“Nosotros somos más que una ONG, somos un grupo enorme de amigos que tiene a su cargo más de trescientos chicos”, dijo el secretario en su discurso. Era un ambiente de emoción pura, a llanto y sonrisa. El Chiqui, anunció también el paso de la secretaria hacia Fernando “El Flaco Sonvico”, quien dijo “Terminamos las actividades deportivas hasta marzo, pero nos espera un verano lleno de desafíos, tenemos que volver mejor para los chicos”.  

“Seño te amo”, “Seño quiero foto”, “¿Me vas a venir a visitar?" eran frases que se escuchaban a lo largo del campo una vez finalizado el evento. La despedida era dura. Si bien cualquier voluntario puede ir a visitar cuando quiere a los chicos, ya no iba a estar la rutina de verlos fijo todos los sábados a la mañana y compartir con ellos.

Entre abrazos, lágrimas y festejos culminó la jornada, los chicos subieron cantando de nuevo al colectivo que los llevó a cada uno a su barrio, los voluntarios volvieron a sus casas sabiendo que este es un hasta pronto, que Los tigres vuelven en marzo recargados a seguir luchando por la desigualdad social desde el lugar que ellos creen mejor: El deporte.

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