Por Julia Merlo
400 competidores llegaron a Argentina para la
clasificación del mundial de equitación. El Jockey Club de Rosario fue la sede de la
competencia
Campeona argentina categoría junior. ph by Roxana Fernandez
Galopes, relinchos, pruebas
de sonido y diferentes idiomas, eran los sonidos que abordaban en la magnitud
del Jockey Club de Rosario. Más de 400 caballos con sus respectivos jinetes y
amazonas, de diferentes puntos de Sudamérica y Estados Unidos, estaban ansiosos
por recorrer las pistas y enfrentar sus obstáculos.
Un cielo diáfano pero
temperaturas bajas, sombreros, gorras, y tapados predominaban en las
vestimentas.
Cada concursante con su
destacado uniforme de botas altas oscuras, breech claro, camisa blanca, casco y
blazer. Los blazers variaban en colores por nacionalidades, así como el verde
era de Brasil y el rojo de Chile, Argentina, Paraguay y Uruguay llevaban el
azul con diferentes bordados para distinguirse.
Sin retraso se dio comienzo
a la jornada de competencia. A las 9 de la mañana, los primeros participantes
iniciaron las pruebas.
Niños y niñas desde 8 a 21
años compitiendo sin descansar, prueba tras prueba, montando con elegancia y
siempre la cabeza en alto.
Pasado el mediodía un
desfile de inauguración se llevó a cabo, 10 delegaciones ordenadas
alfabéticamente, y con Argentina en el cierre, circunvalaron la pisa de césped
para posicionarse finalmente frente al palco, el himno nacional, la suelta de
palomas y un tenor fueron parte del show, el cual concluyó con la retirada de
las delegaciones, nuevamente desfilando, con música que los representara, para
darle espacio a los caballos Frisones que montaron el show del Zorro.
Minutos más tarde hubo un
descanso para los organizadores, participantes, caballos, caballerizos y
familiares. Tres sectores, ubicados estratégicamente, al alcance de todos, se
colmaron en un instante.
Caballerizos y
organizadores almorzaban en las caballerizas, participantes y familiares en la
carpa principal o los stands de comida.
A las 14 se reanudó la
competencia. Tanto la ante pista de césped, como la de arena estaban completas
de ansiosos jóvenes por retomar las pruebas.
Y así, a las 14.15 se
permitió el ingreso de jinetes y amazonas, junto a sus entrenadores, a las
pistas para el reconocimiento del circuito y los obstáculos.
Caras de concentración y
nervios, palabras de aliento e instrucciones,
ansiedad por que empiece y por que finalice.
Al cabo de 15 minutos el
primer competidor estaba listo sobre su caballo, a la espera de su nombre para
saludar a los jurados y comenzar.
Prueba difícil, la más
compleja de todas, 1.40 metros en la de césped, jinetes todos, de 20 y 21 años,
con caballos elegantes, arreglados y con detalles en sus colas.
- 4, -8, -12 decía el
jurado hasta que un brasilero, seguido por un argentino, rompieron la racha de
palos caídos y salieron victoriosos.
Golpecitos en forma de
caricias a sus caballos, felicitándolos con terrones de azúcar y zanahoria, por
su excelente desempeño y ellos, portando orgullosos sus bandas de ganadores en
primer y segundo puesto respectivamente.
17.30 fue el último salto.
Acto seguido dos caballos, uno marrón brilloso y el otro blanco con manchas
negras, ingresaron a la pista para ser mostrados al público. A las 18 fueron
rematados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario