Milagros Vila
Actualmente, es muy común seguir a comediantes en la red social llamada Instagram. Allí, distintas personas se hacen famosas por subir videos cortos que hacen reír a los espectadores. Uno de los más conocidos es Nicolás De Tracy.
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| Nicolás de Tracy en el Monumento Nacional a la Bandera |
El sábado 16 de
septiembre por la noche, la puerta de la Plataforma Lavardén se llenó de jóvenes
ansiosos por entrar a ver el show de su ídolo. Siendo las 21 las personas
fueron entrando de a poco a la sala, las primeras filas se completaron rápido
porque las entradas eran sin numerar.
Los espectadores
ansiosos comenzaron a hacer palmas y a cantar “que empiece ya o el público se
va”. Después de unos minutos, a sala repleta, apareció el protagonista, con una
botella de agua en una mano y con un banco gigante en la otra, perfecto para su
altura. A su lado, había una pantalla. Todo el escenario era suyo. Tan solo
hacía falta un elemento: su voz.
Nicolás, casi sin
pronunciar dos palabras seguidas logró que el público sienta empatía con él.
Comenzó a contar distintas anécdotas personales y mostró videos no muy largos,
lo que es característico de este tipo de comedia.
El actor, tenía una
chispa que, ante cualquier respuesta del público, siempre sabía qué decir o qué
anécdota contar para causar risas, hasta llegar al llanto.
Lo característico de
este show unipersonal es la interacción que el artista logró con los jóvenes y
el humor honesto y sin filtro tan peculiar.
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| Nicolás de Tracy junto con el público rosarino |
Al finalizar el
espectáculo, Nicolás le pidió un favor a la gente: que todos prendan el flash
de sus celulares para que él saque una selfie.
Y así fue. Después, pidió que todos levanten sus manos y hagan alguna cara
loca.
A diferencia de otros
famosos, Nicolás tuvo la humildad de salir a la calle para sacarse fotos y
firmar autógrafos a sus fans. Además, subió una imagen a su Instagram personal.
“Desubicado”, el
Stand Up del artista está recorriendo muchas partes del país. Es una buena
opción para reírse y poder despejar la mente, aunque sea por unas horas.
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