lunes, 7 de noviembre de 2016



Una noche de ida y vuelta.

Los protagonistas de la obra dieron y recibieron aplausos del público rosarino que en su noche de estreno los hicieron sentir “como en casa”.

El día Jueves 27 de Octubre  cerca de las 8 de la noche, una multitud de personas comenzaba a hacer la fila para ingresar al Teatro Broadway. La sensación del momento, la obra más exitosa de la ciudad de Buenos Aires: "El Otro Lado De La Cama", llegaba a Rosario en su primera noche. Siendo la segunda localidad que visitaban, luego de haber estrenado en Capital 8 meses antes, las expectativas del público se percibían en el ambiente por si solas.   

Las puertas se cerraron y la gente no paraba de chequear sus relojes esperando que se haga la hora para que comience el show. Ante una mínima sombra que se veía sobre el escenario aumentaba de a poco la voz de cada espectador llenando la sala de gritos (y algunos susurros que denotaban cada vez más el grado de exaltación que había en la sala).

La obra comenzó 20 minutos después del horario estipulado, desde un primer momento los actores lograron crear cierta armonía con su púbico haciéndolos estallar a las carcajadas después de cada puesta en escena. Los espectadores se repartían entre adolescentes, a partir de los 15 años, y apenas algunos adultos mayores. El show que montaron los protagonistas del mismo trató problemáticas de la vida cotidiana con altas probabilidades de aparecerse en algunos ámbitos de su vida.

                                          Protagonistas de la obra montando su escena.
                              
Las tentadas y las risas no fueron solamente de parte del público, incluso los actores mismos largaban traviesas sonrisas que a veces les dificultaba el seguir adelante con el libreto. Todas estas características hicieron que el espectáculo sea montado en un contexto mucho más familiar de lo esperado por ambas partes.
                                                       
                                          Los actores recibiendo y agradeciendo sus aplausos.

Al finalizar la comedia musical dirgida por Manuel González Gilel actor principal de la obra pidió a los encargados del teatro que prendieran todas las luces, incluso (y sobre todo) las que alumbraban al público. Agrandando cada vez más sus sonrisas a medida que sus miradas podían reflejarse en los ojos de cada espectador, los intérpretes, con aplausos y nada más que palabras de agradecimiento, hicieron sentir a su audiencia que ellos no fueron los únicos protagonistas de la noche.



Crédito: Sofía Ríos.




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