jueves, 31 de octubre de 2013

"El otro yo" cumplió 25 años de independencia y lo festejó con mamelucos

Por Micaela Morán


La banda de Temperley tocó en el Teatro Vorterix usando los mamelucos que los caracterizan desde hace tiempo, con el motivo de festejar junto a sus seguidores sus bodas de plata.

Los músicos en el show (foto Bárbara Sciuto)

La cita estaba pactada para las 19 del día 19. ¿El lugar? El Teatro Vorterix. ¿El tema? Fiesta de mamelucos. ¿El motivo? Festejar los 25 años de la banda. ¿Los invitados? Todos aquellos quienes quisieran. El otro yo se hizo presente en el escenario a las 21 y dio comienzo a un show ecléctico, divertido y lleno de euforia en el que se hizo un recorrido por (casi) todos los temas especiales de su carrera musical.
Horas antes del comienzo los fanáticos hicieron una ronda sentados en el piso esperando pacientes, mientras los que iban llegando se tomaban algunas cervezas en las barras y se saludaban a medida que se encontraban con caras conocidas. Un ambiente de amistad, alegría y emoción rodeaba la sala, palpitando lo que sería un gran recital lleno de festejos. Algunos llegaban con sus novios, otros con amigos, la mayoría tenían remeras de la banda protagonista, aunque un grupo -no menor- de chicos y chicas llevaban puesto un mameluco comprado o hecho a mano, prenda característica que usaron los músicos desde sus comienzos en Temperley y que luego llevaron a todas partes. La propuesta era que quien llevase un mameluco participaba para poder ganarse el original de la banda.
El telón rojo se corrió y se fue llenando toda la sala de humo, se apagaron las luces y la gente comenzó a gritar. De fondo se escuchaban sonidos muy particulares, eléctricos, como de otro mundo, especiales y característicos de la banda liderada por los hermanos Aldana que tan difícil de encasillar es pero que se suele llamar de rock alternativo. Se prendieron las luces de colores, se dejó entrever el decorado: cintas plásticas de “Peligro” rodeando el teclado, la batería y los amplificadores, mallas de contención, carteles que rezaban “Cuidado, choque eléctrico” y una pantalla gigante de fondo con imágenes intermitentes que anunciaban “Zona de obras”. Gritos y euforia entre los invitados, que pronto rompieron la ronda de paz para pararse y acumularse frente al escenario. De pronto, llegaron ellos: Cristian, María, Gabriel, Ezequiel y Ricky, usando unos mamelucos plateados y brillantes en alusión a sus bodas de plata. Se los estuvo esperando durante dos horas y finalmente aparecieron caminando tranquilos, cada uno se dispuso en su instrumento y comenzaron a tocar “La música”, canción de 1999 que es obligatoria en cada recital. En la pantalla detrás se proyectaban imágenes psicodélicas, abstractas, con los nombres de los temas, simulando un cielo negro con estrellas y también lleno de abejas cuando se trataba de un tema del disco “Colmena”.
Así continuó la noche llena de canciones que marcaron la carrera de una de las bandas argentinas más fieles a su estilo a pesar de los años y también con canciones de su último disco “5ta dimensión”. A mitad del show el vocalista y guitarrista Cristian invitó a todos los que habían llevado sus mamelucos a que suban al escenario, los hizo desfilar luciéndolos y el público debía aplaudir al que más le gustaba, algunos de los fanáticos llevaban sus mamelucos hace muchos años siguiendo a la banda a todas partes. Se eligieron dos ganadores y acto seguido sonó “Melodías vibradoras” y todos bailaron arriba con los músicos, llenos de felicidad.
Se estaba terminando la noche de calor y música repleta de momentos de pogo y excitación pero también llena de espacios de tranquilidad y disfrute alegre cuando sonaron los dos últimos temas, covers de Nirvana y de Sumo. El público aplaudió exhausto y lleno de alegría, satisfechos con el gran festejo de la banda y ansiosos por enterarse de cuándo sería la próxima fecha en la que se reunirían con sus amigos y con sus temas favoritos.



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