lunes, 27 de octubre de 2014

El paso de un gran bailarín por Rosario

Con una gran expectativa entre las jóvenes alumnas del teatro El Círculo de Rosario, Hernan Piquín brindó un seminario de danza clásica el 12 de agosto de 2013 sobre las tablas de la sala principal.
Hernán Piquín, bailarín clásico, a minutos de dictar su seminario en Rosario


*Por María Victoria Rossi* Allí estaban ellas, las alumnas del Estudio de Comedias Musicales, con sus bolsos de danza preparados y las zapatillas de punta en sus manos, inquietas, expectantes. La atmósfera estaba imbuida de adrenalina, como si el mismísimo viento que corría por aquella esquina de Mendoza y Laprida en la que estaban sentadas esperando supiera de lo que se avecinaba. El gran Teatro El Círculo iba a ser testigo de uno de esos momentos que quedan guardados en la memoria de cualquier ser humano que se entrega a un hobbie con pasión: el primer seminario de danza clásica que Hernan Piquín brindaría en la localidad de Rosario.

La sala principal del teatro fue colmada por una mezcla de sensaciones provenientes de las aprendices: emoción, felicidad, alegría; todas intentaban mostrarse lo más relajadas posible; sus caras demostraban que, mientras se cambiaban para empezar la clase, repasaban coreografías en su memoria y buscaban aquel haz de concentración que les sirviera para poder mantener el equilibrio ante el primer relevélent. El gran bailarín clásico pisó el escenario quince minutos después de la hora pautada, con una sonrisa delicada que denotaba la tranquilidad propia de alguien que sabe hacer su trabajo a la perfección y lo disfruta con compromiso y entrega.

Las piernas de Piquín se movían solas al compás de la exquisita sinfonía clásica que sonaba, mientras que los 20 aprendices miraban embelesados, tratando de fijar los conocimientos e imitar los movimientos. Todo, desde sus indicaciones, pasando por las risas de una secuencia mal realizada, hasta las butacas vacías que cumplían el rol de espectadoras, tenía un tinte mágico especial.


Fueron dos horas de reloj intensas, que transcurrieron al son de acordes especialmente elegidos por Hernán, extraídos de la última obra de la que forma parte, Nazareno Cruz y el Lobo, producción del Estudio de Comedias Musicales que funciona en aquel teatro. Las jóvenes bailarinas quedaron fascinadas con la experiencia, así como el extraordinario bailarín reconocido a nivel mundial se mostró agradecido por la concurrencia y dejó abierta la posibilidad de un regreso, mucho más próximo de lo imaginable.  


Hernán en Nazareno Cruz y el Lobo, el Musical; en la ciudad de Rosario

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