jueves, 2 de noviembre de 2017

Llegó el tiempo de lo inefable para TEDx.

Lo indecible, lo que escapa a la jaula del lenguaje, es lo que trasciende y enciende. En un tiempo donde todo parece escurrirse, lo inefable es un llamado, una revelación. Desde TEDxRosario creen que no todo es evidente.

María Julia Antón.

Este año Rosario se vistió de gala, 3000 personas se reunieron en el Estadio Municipal “Jorge Newbery” para ser parte de una nueva edición de “Tecnología, Entretenimiento y Diseño” (TED), que contó con 13 oradores y una temática que no se puede explicar con palabras: lo inefable.
La cita era a las 13 del sábado 7 de octubre, pero los afortunados, de entre los 6000 inscriptos, empezaron a acercarse cerca del mediodía para hacer fila y esperar, impacientes, que el estadio abriera sus puertas y comenzara el evento. Luego de media hora, comenzaron las acreditaciones.
El estadio recibía a los asistentes con diversas actividades denominadas TEDxLab, en la que podías realizar cosas inexplicables, como planear un avión con un casco de realidad virtual, realizar algunas acrobacias colgado de cables o alguna impresión en 3D.
Luego de experimentar de cerca, se iniciaron las diversas exposiciones. Cómo nadie tenía su lugar reservado, la gente se amontonaba para conseguir los mejores asientos. El maestro de ceremonia fue el periodista y ex orador de TEDx Rosario 2016, Ramiro Fernandez, quién le dio la bienvenida a un público expectante y abrió el ciclo de charlas afirmando que este evento es “muy difícil de explicar pero muy fácil de sentir” y agregó: “Cada uno de ustedes tiene al lado una historia por explorar, disfrútenlo”.
Comenzó el primer bloque y en él cuatro oradores expusieron sus experiencias, sus vidas, sus ideas y sus pensamientos. El clima cambió radicalmente cuando Ramiro Colabianchi comenzó su discurso e hizo dar cuenta de la importancia de saber de dónde venimos. El Médico Genetista afirmó que “en nuestro árbol genealógico puede haber un buscador esperándonos” y agregó que aquellos averiguadores “no están buscando una familia, sino una verdad”.
Después de un descanso, en donde los asistentes disfrutaron de más laboratorios, de una cerveza o hablar con los oradores que deambulaban por el lugar, comenzó el segundo bloque. La gente se reacomodó en nuevos asientos muy ansiosos. Así se sucedieron otros cinco oradores. Lía Copello, o “La Cope” para quienes siguen sus historietas por las redes, contó su experiencia de verse etiquetada como “humor femenino” por cotidianeizar situaciones femeninas que nadie más hace, “yo establecí mi propio tip, mi propio consejo: rompe todo, todo eso que tenés naturalizado de vos”, dijo entre miles de aplausos por parte de las mujeres. Luego de su ovacionada performance, el artista Norberto Moncarz subió al escenario para unir la música y los colores, “prefiero volarles la cabeza con pintura a que se la vuelen con una tablet”, afirmó mientras al compás de una canción pintaba un cuadro.
El último bloque llegó de la mano de Sebastián Gil Miranda, quien se denominó a sí mismo con “una formación tan heterogénea como sus raíces”, ya hace varios años que se dedica a la fotografía humanitaria y social por lo que dice que “fotografiar es mucho más que registrar hechos” y agrega que su cámara es también “un arma”: “Apunto, disparo y capturo”, afirma mientras se proyecta, detrás de él y en una pantalla gigante, fotos de distintas personas, en distintos lugares y contextos.
Finalmente, luego del último orador, se presentó a la banda “Huevo de Iguana”, quienes cerraron este evento a pura percusión.
En conclusión, un evento intenso, con una gama variada de profesiones como de ideas, en donde cada charla quedaba como indescriptible, incontable, es decir como su temática, inefable. Como dijo Ramiro Fernandez “Hay que animarse a ser y hacer lo inexplicable”.

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