miércoles, 21 de octubre de 2020

Empate con sabor a victoria.

Este cruce de naciones latinoamericanas prometía que no iba a ser un partido común y terminó sorprendiendo hasta a los mismos jugadores lo que paso en la cancha.  

Por: Felipe Testa

Este martes a la noche Santiago de Chile ardió en llamas con un partidazo en donde se enfrentaron dos selecciones que siempre sorprenden al mundo del futbol, la colombiana y la chilena, Colombia buscaba mantenerse en lo más alto de la tabla de eliminatorias, mientras que Chile anhelaba con conseguir sus primeros tres puntos.



El encuentro empezó picante con una superioridad de los cafeteros que estaban dando el batacazo en tierra ajena. Pero al pasar los minutos todo se tornó sombrío para la tricolor, la roja dio vuelta la historia y pasó a ganar 2 a 1 con una maravillosa actuación del rey Arturo Vidal y Alexis Sánchez, que en la primera parte de la batalla hizo honor a su apodo el niño maravilla, cautivando a todos con un golazo que puso a los rojos arriba en el marcador. El primer tiempo de este partido de guerreros terminó de esa forma increíblemente asombrosa e impactante para un público que seguía a estos titanes del deporte desde su hogar.

Al arrancar el segundo tiempo Colombia atacaba sin parar, pero sin embargo no podía llegar al gol. Aunque muchos sabían que en la banca se tenía guardado un arma mortal creado en Santa Marta y conocido planetariamente con el apodo de Tigre, si ese mismo, Radamel Falcao García, quien hace unos años atrás llego a ser el mejor nueve del mundo y que con altibajos desgarradores luchó para estar presente en las eliminatorias para elmundial de Qatar 2022, como el gladiador que siempre fue.

En el minuto 25 la cara de todos los jugadores chilenos empezó a desfigurarse, hasta parecía que sabían la que les esperaba. Estaba calentando sus garras Falcao, el goleador de raza que llegaba al cambo de juego con un solo objetivo, arruinarle la fiesta a la roja. Pero el tiempo pasaba y el crack colombiano no tenía su chance de darle esa ansiada alegría felina a su Nación, que era rasguñar un bendito punto en Santiago.

Cuando se acercaba el final de la Guerra, en el minuto 90 y faltando una milésima de segundo en una disputa por la pelota en Área chilena le llega la oportunidad al tigre. El delantero no perdonó a los chilenos en el momento que tuvo la chance de anotar otro golazo más, que le dio el empate a su selección y que a los chilenos les cayó como un baldazo de agua fría. A todo esto, el extraordinario jugador no pudo contener sus lágrimas de emoción al darle otra satisfacción de tantas a su adorada selección. Llegando así a los 35 goles con su país y a las 4 anotaciones ante los rojos que se fueron con la cabeza gacha, sin pena ni gloria.

 


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