Redactame: La Industria Argentina

jueves, 20 de octubre de 2011

La Industria Argentina

Recuperando de la historia en un film

La sala Arteón presentó ayer Industria Argentina, una película basada en la historia de la recuperación, por parte de sus empleados, de una fábrica que quebró en el año 2002.

La cita estaba prevista para la hora 19. Los espectadores se encontraban reunidos en el hall de las salas del cine “Arteón” esperando para entrar, ya que desde la boletería habían informado que todavía no estaba designada la sala. Una vez tomada la decisión, fueron informados y pasaron uno a uno a disponerse para comenzar a ver “Industria Argentina”.
A las 19.20, la película comenzó. Se pudo observar el trailer y seguidamente, el film. El rodaje, dirigido por Ricardo Díaz Lacoponi, es una historia real hecha ficción que narra lo ocurrido en el 2002. En ese año, muchas empresas se vieron imposibilitadas de seguir con sus procedimientos económicos y frente al desastre ocurrido en el año 2001 no tuvieron opción que quebrar. Arlumar, una fábrica deautopartes, es una de ellas. Sus trabajadores se resistieron a perder su único medio de vida. Juan (Carlos Portaluppi) fue uno de esos empleados que hacía meses no cobraba sus salarios, y que por promesa de los jefes y el miedo humano a quedarse sin nada, se mantenía en la empresa. Su mujer embarazada y sus deudas hacían de su futuro un misterioso y tenebroso porvenir.

Con el tiempo, y tratando de controlar lo que su desesperación provoca, Juan y sus compañeros comenzaron a organizarse para que la compañía abandonada por sus dueños pueda seguir funcionando, primero como una idea loca, luego como un verdadero hecho. De esta manera intentaron conformar una cooperativa, luego de pasar por varias instancias burocráticas y atravesar un juicio que casi colma la paciencia de todos, logrando organizarse y construyendo una empresa, pero sin su empresario.
La película repasa momentos de la historia que se pudieron ver reflejados en todos los espectadores. A medida que el film avanzaba, cada uno de ellos mostraba diferentes posturas y gesticulaciones de acuerdo a los momentos que la historia narraba. Aproximadamente a la hora 20, un oyente que se encontraba casi en el fondo de la sala, luego de ver como en una escena de la película, el jefe justificaba su falta de pago al empleado porque no podía terminar de cerrar un contrato con una empresa de Brasil, y como también, le prometía importantes premios si seguía esperando mientras que aumentaba la capacidad de enojo del obrero; desde atrás de todo, dijo: “Pero que pedazo de hijo de puta”, y de esta manera pudo reflejar como las sensaciones de las demás se vieron allegadas a las suyas. El resto del público, asintió.A la hora 21, la película terminó y al susurro de los que ahí estaban, cada uno se levantó y se retiró pudiéndose observar que muy en el fondo, la mayoría había lagrimeado. Los ojos rojos, haciendo tono con las cortinas que taparon la pantalla, describieron el último momento: ya era hora de retirarse.